PORQUE DEBEMOS ANHELAR Y LUCHAR POR LA PAZ?

RELIGIÓN
Por: Pedro Persia D.
“Gloria a Dios en las alturas. Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres” (Lucas  2, 14)
“Estas cosas os he hablado, para que en mi tengáis paz. En el mundo tendréis aflicciones, pero confiad, Yo he vencido al mundo”.  (Juan, 16, 33)
Desde tiempos inmemorables, los seres humanos han estado envueltos en múltiples conflictos, y aunque los sectores más sanos de nuestras sociedades han estado orando y anhelando la paz, esta ha sido imposible de alcanzar.
Y no solo hemos estado orando y anhelando la paz en el mundo, sino que también hemos estado  orando y esperando que la  luz ilumine los corazones de todos los involucrados en ese ominoso conflicto para que se apaguen el rugir de los cañones y se lleve la paz a los millones de refugiados que han tenido que abandonar sus hogares fruto de esta contienda y  lamentablemente, todavía los involucrados en el conflicto han estado empeñado en seguir caminando en las tinieblas.
Todo esta atmósfera de inseguridad y del zumbido de la metralla, sigue contribuyendo a generar situaciones de injusticias, de maltratos, de enfermedades, de crímenes injustificados,  alejando, cada vez más, el imperio de la justicia y de los derechos inalienables de la vida humana.
Aunque hace tiempo en Europa, occidental y oriental, se han depuesto las armas y curados las heridas causadas por la Segunda Guerra mundial y algunas regionales, acaecidas en su territorio, sin embargo, los nuevos gobernantes las han trasladado hacia otros escenarios de sus vecinos del Medio Oriente, levantando el peligro de ampliación de la guerras, y amenazandonos con el comienzo de una nueva guerra nuclear.
Allí mismo, en esa inmensa región del oriente medio, donde conviven países como, Irak, Siria, Israel, Palestina, Turquía, Irán, Jordania, las grandes potencias occidental, encabezadas por los Estados Unidos, Rusia, Francia, Inglaterra y Alemania, han llevado a cabo bombardeos indiscriminados que han llenado de horror, luto y miseria, y han permitido que todos los días cientos y cientos de seres humanos caigan víctimas de sus misiles llamados “inteligentes”, pero que de inteligentes no tienen nada, y si mucho de criminal, pues, en gran parte de la población los primeros afectados son los infelices, sobre todos, los ancianos, las mujeres y los niños, que están muriendo de  hambre, de peste y producto de los bombardeos criminales que los ha llevados a tener que abandonar sus hogares fruto del terror.
Muchos nos preguntamos ¿Acaso lo que allí está ocurriendo es simplemente una guerra por asuntos religiosos de cada una de las etnias? O hay algo más detrás de todo lo que está ocurriendo en el Oriente Medio. La verdad es, que no hay que tener más de dos dedos de frente para darnos cuenta de que allí, las naciones que intervienen en el conflicto, lo menos que tienen en cuenta son los conflictos religiosos. Lo que a ellos les interesa garantizar y adueñarse son de los grandes recursos naturales que se encuentran en las entrañas de esas naciones, lo otro, sencillamente los explotan para contribuir a ahondar las contradicciones entre esos pueblos.   
La Palabra nos dice en II Corintios, 13, 11, lo siguiente: “reuníos en un mismo espíritu, vivid en paz, y el Dios de la paz y de la caridad será con vosotros...” Y sigue diciendo en Efesios 2, 13-18  “Mas ahora, en Cristo Jesús, vosotros los que en un tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo. Porque  Él es nuestra


Paz: el que de ambos hizo uno, derribando de en medio el muro de separación, la enemistad; anulando por medio de su carne la Ley con sus mandamientos y preceptos, para crear en Sí mismo de los dos un solo hombre nuevo, haciendo la paz, y para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo por medio de la Cruz, matando en ella la enemistad. Y viniendo, evangelizó paz a vosotros los que estabais lejos, y paz a los de cerca”.
El Apóstol Pablo en su carta a los Filipenses, 4, 7-9,  sigue hablándonos de la necesidad de la Paz cuando les dice a la iglesia de Filipo lo siguiente: “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, sea la guardia de vuestros corazones y de vuestros sentimientos en Jesucristo. Por lo demás, hermanos, todo lo que es conforme a la verdad, todo lo que respira pureza, todo lo justo, todo lo que es santo, todo lo que es amable, todo lo que sirve al buen nombre, toda virtud, toda disciplina loable esto sea vuestro estudio. Lo que habéis aprendido, y recibido, y oído, y visto en mí, esto habéis de practicar; y el Dios de la paz será con vosotros.
Hoy apelamos, a que los odios y las mutuas agresiones y ofensas entre los diversos Estados, den tregua y reconozcan el derecho de esos pueblos a vivir en paz. Que no perduran solamente las enemistades entre vencidos y vencedores. Que se abandone el método de la guerra como forma de resolver los conflictos.
Reconocer que en los Estados, sin excepción, hay viejas heridas y están experimentando los tristes efectos de conflictos pasados, es una realidad, por todo lo cual, creciendo cada día el temor de nuevas guerras y más espantosas, como sería una guerra nuclear, los Estados deben abandonar la idea de vivir preparándose para la guerra. Es criminal ver, como en la mayor parte de los presupuestos de las naciones son para crear cada dia armas más mortíferas, en vez de contribuir a resolver los ingentes problemas que requieren las grandes mayorías, como son, la falta de inversión en salud, educación, viviendas, en generar más alimentos y en la seguridad de sus ciudadanos y en todo lo que contribuya a la prosperidad pública y privada de sus conciudadanos.
Que la paz de Cristo triunfe en vuestros corazones, a la cual fuisteis asimismo llamados para formar un solo cuerpo, y sed agradecidos. La palabra de Cristo en toda su abundancia tenga su morada entre vosotros. Enseñaos y animaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con corazón agradecido las alabanzas de Dios con salmos, con himnos y cánticos espirituales: Todo cuanto hacéis, sea de palabra o de obra, hacedlo en todo en nombre de nuestro Señor Jesucristo, dando por medio de Él, gracias a Dios Padre, como nos dice la Palabra en Colosenses 3, 14-17.

PERSIA

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