Huida, sumisión o insurgencia.

ARTICULO 

Revisando todos los artículos que he escrito desde el año 2009 hasta esta fecha, es impresionante como hemos cometido el mismo error una y otra vez, al tratar de combatir, a esta nueva forma de dictadura, con los métodos tradicionales del proceso democrático.

Ciertamente, en esta tribuna nunca hemos sido complacientes, con actitudes y acciones que desde la oposición han contribuido, innegablemente, a mantener este estado de cosas, hemos sido críticos, no solo por medio de nuestras opiniones, sino a través de una participación activa, militante y constante en todas y cada una de las actividades de calle, de defensa del voto, de movilizaciones y de la MUD como instrumento necesario e imprescindible para poder lograr cristalizar con éxito, esta durísima tarea que hasta ahora nos ha sido esquiva.

Cuando me refiero a la alternativa democrática, en ningún caso me refiero a las siglas de la misma, hablo de defender las bases, principios y objetivos para lo que fue creada, aquí ratifico lo que he manifestado mil veces, sin un “Acuerdo Nacional” por la defensa de la libertad y la democracia, que involucre a todos aquellos que realmente quieran cambiar, esta terrible realidad que vivimos y que trasciende a los intereses bastardos y mezquinos de algunos, estamos peligrosamente cercanos a continuar años tras año, con la misma cantaleta, con los mismos cuentos y con iguales resultados.

Muchos lo han dicho, sin conversaciones sinceras y honestas entre demócratas, que nos conduzcan a una posición firme, clara, realizable y compartida la historia se repetirá, no me crean a mí, simplemente den una hojeada a las principales declaraciones de este último mes de la dirigencia opositora, a lo largo y ancho del país y comprobarán como Venezuela apunta hacia un lado y nosotros hacia otro, en ocasiones parece que estamos conectados con el drama que sufrimos pero luego vemos como las acciones dicen otra cosa.

Lo ejemplifico, más allá del tema de la clara, una más, violación a la Constitución, al no realizar las elecciones regionales el año pasado, la desenfrenada carrera por querer ser gobernador de cualquier estado está desatada y no me jodan con que así estamos en la calle y llevamos el mensaje de la unidad, ¡mentira!, cada quien habla de su proyecto personal y venden la especie de que si ganamos las gobernaciones estamos más cerca de lograr sacar del poder al régimen, eso es absolutamente falso, ni ganando todo, si es que hacen las elecciones, estaremos más cerca de nada.

A este régimen solo se le vencerá, cuando fruto de ese acuerdo nacional, crucemos la lucha política con el reclamo social, cuando acompañemos de manera decidida y recurrente a quienes sufren en carne propia la destrucción de su vida, cuando combinemos las aspiraciones legítimas, con la prioridad de devolverle a Venezuela un gobierno demócrata y de progreso, mientras decidir como primacía que un bendito reglamento de funcionamiento de la MUD, está por encima de que por fin, acordemos objetivos claros de la lucha, con un convencimiento total y un respeto activo, tanto adentro como afuera, la cosa lamentablemente no pinta para nada bien.

Podemos huir, algunos hacia afuera y otros resignados en nuestro interior, también se puede claudicar y aceptar de manera sumisa que esta realidad cambiará sólo cuando, en algún momento, la gente simplemente no aguante más y salga a no dejar piedra sobre piedra, o podemos intentar insurgir y encontrarnos en la ruta del cambio real que retumba en los venezolanos.

No es cualquier cosa de lo que hablamos, son ya 18 años de un régimen que a como sea, ha logrado conservar el poder, que no tiene ninguna, ninguna, intención de cederlo y que en lo más mínimo responde a canones de respeto, de leyes nacionales o internacionales, simplemente aprendió a manipular y a usar todo el poder del Estado para, indistintamente de los desmanes que comete, de las constantes violaciones a la Constitución, de su manifiesto desprecio por los derechos humanos básicos y de su profundo nexos con la corrupción y actos ilegales de todo tipo, mantenerse en el mando y burlarse de todo el mundo, tanto de los venezolanos como de una comunidad internacional atrapada en sus propias contradicciones. 

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